Nuestro compañero Ernesto, un profesional comprometido, una persona de acción.

Blindar las Urgencias del Hospital Comarcal del Noroeste fue el gran reto de Ernesto Pérez, jefe de este servicio, con el objetivo de paliar el miedo y la incertidumbre que sembró el coronavirus. La primera actuación –«que supuso un reto», asegura–, consistió en establecer dos circuitos asistenciales bien diferenciados: uno para casos posibles de infección por Covid-19 y otro para pacientes con patología general. «En una hoja de papel y en apenas diez minutos, hicimos el primer esbozo de distribución», recuerda el doctor, quien recalca que «con imaginación y en tres días, las instalaciones ya estaban dispuestas». Ejemplo de ello es que ningún sanitario de Urgencias se ha contagiado por contacto directo con pacientes positivos.

«He tenido más miedo a que la organización del servicio se viniera abajo que a contagiarme», sostiene Pérez, demostrando su interés por velar en todo momento por el buen funcionamiento de este área para evitar que colapsara. «Llevo 20 años en el ejercicio y nunca he visto una situación igual», afirma el médico para, a continuación, destacar la unión que se ha generado entre compañeros. «Los engranajes han permitido que la cadena no falle», se enorgullece.

Ernesto Pérez repasa lo vivido en el Hospital Comarcal y, a tenor de los resultados, hace un balance positivo. «El ‘que viene el lobo’ nos ha mantenido en vilo, ya que si la marabunta no venía hoy, creíamos que sería al día siguiente. El coronavirus, en general, ha pasado de puntillas por el Noroeste», agradece, así como el apoyo de sus hijos y el halo que ha sentido de su mujer, fallecida el pasado noviembre.

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